Redacción
La disminución cognitiva y el riesgo de demencia son preocupaciones comunes con el envejecimiento. Sin embargo, investigaciones recientes sugieren que ciertos hábitos de vida pueden influir de manera significativa en la salud cerebral y retrasar el declive cognitivo.
A través de una combinación de ejercicio físico, dieta adecuada, interacción social y otras estrategias de bienestar, es posible mantener y potenciar capacidades cognitivas con el pasar del tiempo. Sobre este tema, el portal The Washington Post compartió un artículo con perspectivas de expertos.
Influencia del envejecimiento cognitivo y estilos de vida
El envejecimiento provoca cambios inevitables en el cerebro humano. Según The Washington Post, el volumen cerebral disminuye, y las conexiones neuronales pueden debilitarse, lo cual explica en parte las dificultades comunes para recordar palabras o aprender nuevas tareas. Además, este fenómeno conlleva un aumento del riesgo de demencia, un término que abarca enfermedades como el Alzheimer y la demencia vascular.
Sin embargo, estas amenazas pueden tratarse. Existen hábitos que actúan como factores protectores en el “juego de balancín” descrito por Joel Salinas, profesor asistente de neurología en NYU Grossman School of Medicine. Al equilibar estos riesgos con hábitos saludables, como el ejercicio regular, una dieta balanceada y el compromiso social, se puede contrarrestar el impacto negativo del envejecimiento en la memoria.

Claves para tratar el declive de memoria
La ejercitación emerge como una de las acciones más respaldadas para preservar la salud cognitiva con el paso del tiempo. Además de mejorar la condición física, la actividad regular tiene beneficios cognitivos significativos. Las personas que se ejercitan frecuentemente presentan un volumen cerebral mayor en comparación con quienes llevan un estilo de vida sedentario.
Un estudio citado por The Washington Post confirmó que la actividad física está asociada con un riesgo reducido de demencia, incluso cuando se realiza a niveles moderados. Las guías federales estadounidense sugieren que los adultos mayores deberían realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física de intensidad moderada, como caminar a paso ligero o practicar determinados deportes.
Asimismo, seguir una dieta rica en alimentos vegetales y baja en grasas saturadas presenta beneficios cognitivos notables. Las dietas mediterránea y DASH (plan de alimentación para la presión arterial), mostraron ser eficaces al reducir la incidencia de lapsos cognitivos y la tasa de Alzheimer.
Otro enfoque dietético prometedor es la dieta MIND (mediterránea para el delay neurodegenerativo), diseñada específicamente para proteger la salud cerebral. Una investigación publicada por JAMA Psychiatry muestra que adherirse a esta dieta está relacionado con un menor riesgo de demencia en adultos de mediana y avanzada edad.
Compromiso social y salud sensorial
El compromiso social desempeña un papel crucial en la protección contra el declive cognitivo. Un análisis indicó que el aislamiento social y la soledad están relacionados con un deterioro cognitivo más temprano y un mayor riesgo de demencia.
Las interacciones sociales fortalecen la reserva cognitiva, ayudan a promover conductas saludables y reducen el estrés y la inflamación. Practicar actividades grupales o mantener un contacto constante con seres queridos son formas eficaces de fomentar la salud mental.

La salud sensorial también es fundamental. La pérdida auditiva que a menudo no se trata adecuadamente, y los problemas de visión están asociados con un mayor riesgo de desarrollar demencia. El uso de audífonos y la atención temprana a problemas visuales pueden ayudar a frenar la disminución cognitiva.
Enfoque integral para la salud cerebral
Abordar el mantenimiento cognitivo mediante un enfoque integral implica combinar una serie de estrategias. Tal como señaló The New York Times en un informe, no se recomienda confiar en una sola táctica para potenciar las funciones cerebrales; dado que resulta más eficaz adoptar un enfoque combinado de ejercicio físico, compromiso social y dieta saludable.
Asimismo, es importante disfrutar de las actividades cognitivas elegidas. Al seleccionar tareas mentales que resulten placenteras, como completar crucigramas o realizar manualidades, se obtiene satisfacción personal, y también se mejora la salud emocional y cognitiva.
Para aquellos que ya gozan de realizar actividades específicas como los rompecabezas o juegos de palabras, no hay razón para abandonarlas. Aunque la ciencia aún no es concluyente en cuanto al beneficio específico de estas prácticas, su capacidad para mantener compromiso y concentración es valiosa para el bienestar integral.
El envejecimiento cerebral y la memoria pueden ser abordados eficazmente con un conjunto de prácticas saludables centradas en cuidar tanto la mente como el cuerpo. Estas recomendaciones buscan retrasar la disminución progresiva de la cognición, y mejorar la calidad de vida mientras se envejece.